La lana de oveja es una fibra noble y es la más importante de origen animal, cuenta con ventajas frente a las fibras sintéticas, por ser natural, producida a partir de recursos renovables y de una manera sustentable con el medio ambiente.
Es elástica y tiene una alta capacidad higroscópica o de “respiración”, esto quiere decir que cuando hay frío y humedad, la lana absorbe esa humedad y le da calor al cuerpo y, cuando el día es caluroso y seco, la lana libera humedad y absorbe el calor del cuerpo, entregando una sensación de frescura. También es un efectivo aislante térmico, es ignífuga (resistente al fuego) y antimicrobiana. Además, es un producto amigable con el medio ambiente, al ser biodegradable y su producción no requiere el consumo de productos fósiles.
En Chile, la Patagonia es la principal zona geográfica donde habita el ganado ovino que produce la lana. Esta zona cuenta con condiciones privilegiadas para la crianza libre de las ovejas en las praderas, a través del método de ganadería extensiva, lo que contribuye al bienestar animal y favorece la producción de lana de calidad superior.
El clima frío y seco de la Patagonia permite obtener un color más blanco que el que se logra en climas templados y los pastos cortos aportan mínima materia vegetal en los vellones.
Toda esta conjunción de virtudes hace que la lana de la Patagonia se destaque en los mercados internacionales, en donde sobresalen sus principales atractivos: largo de la mecha, blancura, resistencia, brillo y bajo contenido de materia vegetal.
A lo largo del tiempo la lana pasó de ser un “commodity” a un “speciality”, básicamente, porque los consumidores han cambiado y hoy son más consciente de los procesos de los productos que compra, buscando que éstos sean de mejor calidad y a la vez producidos de manera responsable.
Por ejemplo, en la vestimenta busca suavidad, que sea liviana, que se pueda usar directamente sobre la piel y que no pique, y también que se pueda usar en distintas estaciones del año. La lana de oveja, gracias a sus propiedades naturales, es muy efectiva para resistir la acumulación de bacterias en comparación a otros textiles.
Además de la vestimenta, la lana es una excelente opción para aplicaciones en interiores, como alfombras y tapicería, debido a que ofrece durabilidad, comodidad y seguridad, a la vez que ayuda a mejorar las condiciones atmosféricas en el interior del hogar.